El amor es más fuerte
Después de tres años de trabajo, Marcelo Piñeyro, el director más taquillero de la Argentina, estrena Plata quemada, su adaptación de la novela con que Ricardo Piglia ganó el Premio Planeta en 1997. Como era previsible, antes de llegar a los cines la película ya armó más de un revuelo: las diferencias con la novela, la inclusión de un actor español en un policial rioplatense y, sobre todo, el acento en la relación homosexual entre los personajes encarnados por Leo Sbaraglia y Eduardo Noriega. Como si fuera poco, a último momento la película recibió la inusual calificación de Sólo apta para mayores de 18 años. POR CLAUDIO ZEIGER
Esta semana se estrena una de las apuestas más fuertes que hará el cine argentino en el año. Esta semana, con la versión cinematográfica de Plata quemada, la literatura argentina –últimamente tan alejada de las masas– también volverá a la pantalla grande, transformada y releída para la ocasión. Plata quemada (la novela) tenía varios ingredientes irresistibles como para volver a reactivar un mecanismo que en otras épocas fue moneda corriente en el cine argentino (y casi una pasión en tiempos de Leopoldo Torre Nilsson): adaptar libros argentinos. La última novela de Ricardo Piglia está basada en un caso real, tiene mucha acción, generó controversias cuando recibió el Premio Planeta en 1997 y contó muy significativamente con el favor del público. Plata quemada (la película) es el cuarto film de Marcelo Piñeyro,aquel director que en 1993 dio un batacazo con Tango feroz, marcando un record histórico de asistencia a las salas con 1.790.000 espectadores, y que dos años después marcó otro hito de asistencia (un millón de espectadores) con Caballos salvajes. En 1997 Piñeyro se internó en un oscuro y logrado policial con Cenizas del paraíso y hacia fines de ese año, cuando estaba a punto de encarar otro guión propio, le ofrecieron hacerse cargo de la dirección de Plata quemada. “A fines de 1997 me llamó Oscar Kramer, que había adquirido los derechos del libro, para preguntarme si me interesaba hacerlo”, cuenta ahora, al borde del estreno. “Yo había leído la novela y en principio, a partir de una primera lectura que había hecho como simple lector cuando el libro salió published, no veía ahí una película que a mí me interesara hacer.Debo admitir que esa primera lectura había sido un tanto superficial, anclada en el hecho policial, así que lo primero que me aparecía era una película hiperviolenta y una trama ya muy recorrida en el cine, sobre todo por las escenas de asaltos y el asedio a los ladrones”. Una larga espera en el aeropuerto de Caracas, de paso hacia el Festival de La Habana, lo volvió a sumergir en la lectura de Plata quemada, libro que no por casualidad llevaba en el bolso. “Cuando la releí me sentí bastante boludo, porque no había visto ni los personajes extraordinarios que tiene ni la historia de amantes malditos. tomando estatura de héroes trágicos”. De vuelta en Buenos Aires,Piñeyro respiró aliviado cuando supo que Kramer aún no había contratado a otro director.
al dejarse fascinar en extremo por sus personajes. Plata quemada logra sus mejores momentos en los interiores, los tiempos de espera, los encierros mentales y físicos. Pone en el centro un virtual triángulo de varones: el Nene (Leonardo Sbaraglia) y Angel (personaje Giselle (Leticia Brédice), progresivamente involucrado en el afecto y el destino común que les espera. Giselle (Leticia Brédice), una prostituta que entra en el triángulo en la etapa montevideana de la película, viene a cerrar el drama, más que a abrirlo. ¿ Película gay o sobre el deseo homosexual? ¿ Cuerpos masculinos astutamente exhibidos en un film para un público potencialmente muy amplio? Piñeyro, que más adelante va a opinar extensamente sobre el tema,
Pero también sucedió que yo no encontré al actor argentino para el personaje del Gaucho Dorda tal como lo plantea Piglia en la novela, porque es un personaje muy extremo. No lo encontraba ni pensando en posibles actores ni en pruebas concretas que hicimos. Hay rasgos físicos como el gigantismo, además de los rasgos psicológicos: el Gaucho Dorda es un tipo que nunca eligió nada, al que las cosas le fueron sucediendo. Así que en vez de la imposición de la coproducción, pensamos en aprovecharnos de ella. ¿ Elegí a Eduardo Noriega, que me parece un muy buen actor. El suyo es un personaje que por venir de afuera ya está en fuga. No es el Gaucho Dorda , claro, pero que fuera un extranjero nos servía para cerrar el vínculo con el personaje del Nene”.
INFELICES JUNTOS “No encaramos Plata quemada como una película sobre la cuestión homosexual”, dice Piñeyro. “Efectivamente el cine contemporáneo encara el tema con frecuencia, de una manera más o menos honesta. Yo creo que aquí, la pregunta sobre el sentido que tiene ser gay queda superada por las características de los personajes. Se encara la historia de dos amantes homosexuales como podría haber encarado la historia de dos amantes heterosexuales. Y en ese caso no estaríamos hablando sobre la cuestión heterosexual. El modelo de pareja de nuestros personajes no tiene nada que ver con el modelo de pareja burgués, hetero u homosexual. En ese sentido es un amor maldito, antiburgués. Por supuesto que el deseo entre hombres determina una mirada distinta, fundamentalmente sobre el cuerpo masculino”.Cuando se repasan los posibles modelos que pudieron servir a la hora de definir el trazo de esta relación, Piñeyro se ofusca especialmente con In & out (¿Es o se hace?) de Frank Oz, protagonizada por Kevin Kline. “Fue considerada como una pancarta ya mí me pareció un retroceso, con esa impronta de los films de los '50, que cuando aparecía un personaje homosexual se los hacía escuchar música clásica. Bueno, ahora cambió la ópera por Barbra Streisand. Frente a ese tipo que descubre que es gay porque baila alocadamente con Barbra Streisand, uno no puede menos que preguntarse ¿qué es el deseo sexual? ¿Por qué en muchas películas que encaran el tema se elimina el deseo sexual y se lo sublima con música? ,y Tom Hanks y Antonio Banderas son unos amigos que se hacen un poco más de caricias que el común de los amigos. El deseo sexual es el punto, y cómo opera y funciona en relación a los bagajes culturales. Los amantes de Plata quemada no tienen ningún rollo con el deseo ni con el acto sexual. Donde sí aparece un tema es cuando sienten que le pueden poner un nombre al vínculo. El Nene siente que si eso es amor lo va a debilitar, el amor lo tornará vulnerable, y entonces se quiere sacar de encima a Angel. No pasa por la sexualidad sino por las consecuencias emocionales de ese vínculo”.El Nene siente que si eso es amor lo va a debilitar, el amor lo tornará vulnerable, y entonces se quiere sacar de encima a Angel. No pasa por la sexualidad sino por las consecuencias emocionales de ese vínculo”.El Nene siente que si eso es amor lo va a debilitar, el amor lo tornará vulnerable, y entonces se quiere sacar de encima a Angel. No pasa por la sexualidad sino por las consecuencias emocionales de ese vínculo”.
Para ilustrar el asunto, Piñeyro elige referirse a una escena que podría condensar la mirada de la película sobre el tema, cuyo escenario es nuevamente un baño, pero ya no de Constitución sino el de un parque de diversiones en Montevideo. “El nene se da vuelta y ve en el espejo la imagen que él teme devolver: la de un marica de baño, alguien que está suplicando por un poco de sexo. No es un capricho que esta escena esté armada en paralelo con Angel buscando una imagen salvadora en una iglesia , al que poco antes un tipo había querido comprar por unos pesos en el parque de diversiones. Aunque bien podría haber sido una señora. Lo importante es que él también se preocupa por la imagen que devuelve hacia afuera. Hay una relación muy fuerte que contruye el esquema de la película: la sexualidad y el poder.La trama lleva a que la indagación sea sobre la sexualidad masculina, que está evidentemente en crisis, tal como se puede ver incluso en el tratamiento que se le da en la televisión”. Ahora bien, si se trata de elegir un ejemplo feliz sobre el buen trato del deseo masculino en el cine, Piñeyro no duda en citar Happy Together (“Felices juntos”) de Wong Kar-Wai, película que enfrenta a dos amantes chinos que viven una historia de desencuentros en Argentina y que, para ser breves, es una excelente película. “Es un film donde no son homosexuales por la manera de vestir o por la música que escuchan. Son homosexuales y punto. Yo no sé si hubiera podido hacer Plata quemada sin ver Happy Together,porque fue muy reveladora sobre cómo contar una historia de amantes llena de dificultades sin tener que montar un esquema de explicación previa sobre la homosexualidad, algo que no me interesa ni sabría cómo hacer”. CON RESERVAS En estos días, Marcelo Piñeyro se vio sorprendido por la calificación que recibió su película por parte de la comisión de calificación del Instituto del Cine: Sólo apta para mayores de 18 años, cuando en verdad esperaba que fuera calificada (como sucede usualmente con casi todas las películas para adultos) como apta para mayores de 16. La primera apelación realizada por Piñeyro fue rechazada, y queda otra instancia pendiente para esta semana, así que si no cambia la calificación, será nomás para mayores de 18. “Me sorprendió porque yo no pensé que los tropiezos iban a empezar desde lo institute”, dice."Hubo un trascendido que salió del Instituto del Cine acerca de que la película recibió esa calificación porque no tiene una 'mirada condenatoria' sobre los temas que trata, y esto es rigurosamente cierto: no juzgamos a los personajes. posible. El otro, que resulta más inquietante, es la vara de medida distinta para el cine argentino que para el extranjero. Esta es una película nacional con actores populares, y eso podría llevar a juzgarla más duramente. Ahí sí, de subsistir esta calificación que apelamos, le haría perder una franja importante de público. Es un freno conceptual, como un mensaje para el cine argentino: mejor no se metan en honduras”.y esto es rigurosamente cierto: no juzgamos a los personajes. populares, y eso podría llevar a juzgarla más duramente. Ahí sí, de subsistir esta calificación que apelamos, le haría perder una franja importante de público. Es un freno conceptual, como un mensaje para el cine argentino: mejor no se metan en honduras” .y esto es rigurosamente cierto: no juzgamos a los personajes. populares, y eso podría llevar a juzgarla más duramente. Ahí sí, de subsistir esta calificación que apelamos, le haría perder una franja importante de público. Es un freno conceptual, como un mensaje para el cine argentino: mejor no se metan en honduras” .de subsistir esta calificación que apelamos, le haría perder una franja importante de público. Es un freno conceptual, como un mensaje para el cine argentino: mejor no se metan en honduras”.de subsistir esta calificación que apelamos, le haría perder una franja importante de público. Es un freno conceptual, como un mensaje para el cine argentino: mejor no se metan en honduras”.
View more about Burnt Money reviews